
El Nobel de Medicina 2014 premió a un científico estadounidense y a dos noruegos por revelar el "GPS interno" del cerebro, las células que constituyen el sistema de posicionamiento que hace posible la orientación en el espacio.
La cuestión de cómo el cerebro crea un mapa espacial y
navega en el medio ha ocupado la atención de pensadores y científicos
durante siglos y también fascinaba a O'Keefe cuando hacía sus estudios
de postdoctorado a finales de la década de 1960.
Usando métodos neuropsicológicos O'Keefe descubrió en 1971 que cuando
una rata se encontraba en un lugar determinado de una sala, siempre se
activaba un tipo de célula en el hipocampo, una de las principales áreas del cerebro humano y de otros mamíferos.
Esas células no sólo registraban un impulso visual, sino que construían un mapa
interno del medio, por lo que concluyó que el hipocampo genera
múltiples mapas representados por la actividad colectiva de las células
activadas en diferentes lugares.
Tres décadas después, mientras trabajaba con las conexiones en el hipocampo de las ratas, el matrimonio Moser descubrió en la corteza entorrinal,
un área cerebral vecina, otras células que se activaban cuando los
individuos pasaban localizaciones múltiples dispuestas en una red
hexagonal.
Cada célula se activaba en un modelo espacial único y en conjunto
formaban un sistema de coordenadas que permitía la navegación, a la vez
que creaban circuitos con las células del hipocampo, constituyendo ese
"GPS interno" del cerebro.
La existencia de un GPS en el cerebro se relaciona, además, con el
desarrollo de diferentes enfermedades. Y es que la corteza entorrinal,
donde se disponen las células de red, y que se comunica directamente con
el hipocampo, es una de las primeras afectadas en pacientes con la enfermedad de Alzheimer.
Ésta es la razón por la que las personas que sufren este síndrome
neurodegenerativo tienen graves problemas de orientación espacial.
Investigadores de la NYU Langone Medical Center, en Nueva York, Estados Unidos,
han descubierto que las células de navegación del cerebro que nos guían
están eléctricamente activas durante el sueño profundo, igual que
durante el tiempo de vigilia, y tienen señales visuales y vestibulares
que las guíen. "La actividad coordinada durante la mayor parte del sueño probablemente
representa una consolidación de lugares, eventos y ocasiones, una
especie de sistema de copia de seguridad de la navegación en el cerebro,
durante la cual el cerebro almacena un mapa de la memoria", subraya
otro de los autores del trabajo, Adrien Peyrache, becario postdoctoral.
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