EL MOVIMIENTO HACIA
UN DESTINO: La
velocidad de la pérdida de su memoria va a la velocidad del tren; vive con
caras desconocidas noche y día, pero al subirse al tren, el Alzheimer se detiene por unos momentos
agolpándose los recuerdos; yo ya no soy una desconocida. Contempla el paisaje
por la ventana, sonríe como antes lo hacía y apretando mi mano me dice:
recuerdas…yo conducía un tranvía. Cada día cogemos el Cercanías hacia su Aranjuez
querida para ver su sonrisa y la cara pegada a la ventanilla, con un único
destino: sus recuerdos de toda una vida.
NUEVA VIDA : Él dijo que la esperaría, ella corre, corre deprisa, le prometío que allí estaría. Ni el tiempo impidió que ese día cogiera el tranvía, se encontrarían después de esperar toda una vida. Impaciente mira el reloj y a lo lejos busca que aparezca el tranvía, lágrimas y lluvía la cubrian, lo que parecía un sueño hoy por fin se cumplía. Once y treinta de la mañana, él recibe un nuevo corazón, ella ansiosa sube al tranvía para empezar juntos una nueva vida.
By Lucía Morales
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